-Esas palabras de afirmación que siempre esperas de los demás.
-Ese tiempo de calidad, que le brindas a otros, más que a ti.
-La comprensión que tienes con los procesos de los demás y que en ocasiones te falta tener con los tuyos.
-La dosis de verdad, que en ocasiones es cruda y dolorosa, pero que libera y transforma.
-La experiencia de SALTAR de la montaña y experimentar la libertad de dejar atrás todos los estigmas y prototipos sociales que te esclavizan.
-La valentía de apreciar, no solo la luz que reflejas, sino también la sombra. Hacer las paces con tus debilidades y defectos te llevarán a trabajar en ellos y avanzar.
-La capacidad de decidir a quién le abres tu corazón y hasta donde dejas entrar a cada persona.
-La posibilidad de impregnar tu vida de fe.
-La fortuna de compartir con la soledad, esa que le baja el ruido a todo lo que te rodea y le sube el volumen a tu corazón con el fin de disfrutarte a ti mismo.
-La oportunidad de no ponerte estándares tan altos en la vida, que sólo provocan frustración y comparación.
-Esa cita especial contigo misma en donde surgen conversaciones y preguntas como: ¿quién soy? ¿qué quiero? ¿cuál es mi propósito aquí en la tierra? Preguntas vitales para la existencia de cualquier persona.
-El perdón que te permite soltar la carga de la auto-condenación.
-Un peso, que más que tu cuerpo, pese la cantidad de amor que carga tu corazón.
-Esa mirada al espejo sin críticas y comparación.
-Esa selfie sin filtros que solo cubre temores.
-Esa salida a comer sin contar calorías.
¡Es tu tiempo, levántate, resplandece, ámate y regálate lo que por años te has prohibido, a lo que por años le has huido, lo que día tras día has esperado de los demás y que usualmente te acostumbras a ofrecer de mejor manera a los otros, más que a tí misma!
Ahora, obséquiale este texto a personas que aprecies y que sabes que recibirán estas palabras como un regalo muy especial en este mes en donde muchos celebran el amor❤