¡Gracias!
Es una palabra sencilla, pero con un gran poder, sí un gran poder para cambiar días, mentes, situaciones y hasta en ocasiones, el corazón de otras personas, pero sobretodo, el de nosotros mismos.
No tengo dudas: el agradecimiento es la clave para vivir plenamente, para vivir de corazón.
Hacer del agradecimiento una tarea fascinante y apasionante, nos puede llevar a conectar mucho más con nuestro presente, valorando el pasado y deseando un buen porvenir.
Hacer del agradecimiento un hábito nos ayudará a cambiar nuestra forma de pensar y alterar nuestro mundo interior, ese que muchas veces está sumergido solo en lo "malo que nos pasa" y no es capaz de ver las ilimitadas bendiciones de las que disfrutamos a diario.
Agradecer nos conecta con los demás, nos enseña a ejercitar la empatía y a percibir nuestra realidad de una forma diferente, para mi esta es una de las grandes lecciones que atesoro de la historia detrás del Thanksgiving
Años atrás y peregrinos británicos e indios americanos, luego de un largo periodo de escasez y crisis alimentaria, se unieron para dar gracias porque por fin habían recogido frutos y sus cultivos estaban dando cosechas.
En un gesto de amistad, los peregrinos invitaron a los indios vecinos para celebrar una fiesta, en la que compartieron pavos y gansos, maíz, langostas, almejas, calabacitas, calabazas y frutas secas.
Fue por este acto que el 3 de octubre de 1863, el presidente Abraham Lincoln, expidió la primera proclamación del Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos.
Este relato memorable me enseña el gran significado que tiene el compartir con los demás acerca de todo aquello por lo cual te sientes agradecido; si alguien ve esto en ti, quizá lo tome para su vida y te conviertas en el creador de una historia de gratitud.
¿Agradecemos juntos?
Quiero agradecerte por tomar unos minutos de tiempo y leer esta entrada.
Gracias por hacer parte de mi momento de gratitud.
Con amor:
Nathy.