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  • Writer's pictureMis manos

Cambiemos la pregunta.

A menudo leemos o escuchamos la pregunta reflexiva:





“¿Qué le dirías a tu niño o niña del pasado?


Pero hace unos días, asumiendo la responsabilidad de hechos, pensamientos y palabras que han marcado mi forma de ser y decisiones en mi vida, me hice una nueva pregunta:


“¿Qué NO le hubiese dicho a esa niña del pasado”?


Ya que muchas veces la condición mental y emocional con la que crecemos, viene influenciada por palabras que nos dijimos en momentos de colapso o frustración y que poco a poco las fuimos adoptando como propias y reales.


A muchos, la mayoría de veces, nos cuesta reconocer el origen de la historia de nuestras luchas y es así como vivimos asegurándonos constantemente de que todo esté bien o correcto en nuestras vidas; quizá por no mostrarnos vulnerables o por miedo a que las personas se alejen de nosotros; pero lo cierto es que, para amarnos a nosotros mismos, sanar y cerrar las heridas del pasado, debemos reconocer y hablar de aquello que se nos dificulta, porque es ahí en donde se encuentran los sentimientos de culpa y vergüenza que nacieron de aquellas palabras que no dimensionamos o pensamos correctamente y que intoxicaron nuestro valor e identidad.


Así que creo que es hora de cambiar la pregunta y contestar:


¿Qué NO le dirías a ese niño o niña del pasado?


Escríbelo, y te invito a que como yo lo hice, pienses el momento o la intención por la cual la dijiste y creíste, porque es ahora el momento en el que puedes empezar a vivir de corazón, amándote en libertad.


PD: No ser nadie más que tú mismo en un mundo que hace todo lo posible por convertirnos en otras personas es una determinación que requiere coraje. ¡Tómala!


Querido lector, el amor propio no es algo opcional, determina hoy hacerlo parte fundamental de tu vida.


Con amor.

Nathy.

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