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  • Writer's pictureMis manos

Desaprender

Updated: Dec 30, 2020


El 2020 fue un tiempo de retrospectiva, nos dimos cuenta que lo verdaderamente importante se nos había convertido en paisaje, secundario o en “después habrá tiempo”; renació la familia, revivió el tiempo, murió el afán y la prisa, el planeta se regeneró, los animales recuperaron su espacio, la muerte confirmó que no distingue de raza, religión, profesión, cultura o estrato social, la tendencia mundial fue quedarse en casa, los abuelos recobraron importancia en la sociedad, a la generación de cristal su mundo fácil y efímero se le comenzó a romper y a los seres humanos nos tocó aprender a desaprender.


¿Desaprender? sí, desaprendimos todo el año, unos sin darse cuenta, otros sabiendo que era necesario y de una u otra forma, fue así como el 2020 nos tapó la boca para que dejaran de salir frases como “yo siempre lo he hecho así”, que se transforman y crecen como fortalezas mentales y nos limitan a ampliar el conocimiento y habilidades; sin duda en el 2020 tuvimos que morir para dar a luz frutos nuevos y quitar pesos que nos paralizan.


Desaprender no es deshacernos u olvidarnos de lo aprendido, es mas bien un proceso en el que revisamos nuestras acciones, hábitos y convicciones, siendo capaces de gestionar un cambio que nos lleva a reinventarnos para no convertirnos en esclavos de esos modelos.


Querido lector, hoy desde el lenguaje de mis manos y a pocos días de que este histórico y revolucionario año se termine, quiero escribir en tu corazón un consejo escrito por Pablo, al que muchos solo conocen como discípulo de Jesús, pero quién además fue y sigue siendo popular por haber sido una persona extraordinariamente inteligente y osada, un hombre que estuvo sentado junto a los más grandes filósofos y pensadores de la época en su paso por Atenas y a quien los griegos invitaron al Areópago para que les compartiera sobre sus enseñanzas y lo vivido junto con Jesús: “Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?”


Pablo, años atrás nos incita y nos enseña a no adaptarnos o conformarnos a este mundo (tendencias, pensamientos, creencias, opiniones, corrientes, enseñanzas, ideales, afanes, prioridades) sino que renovemos y transformemos nuestra mente porque así podremos experimentar que la voluntad de Dios para cada uno de nosotros es buena, agradable y perfecta; solo desaprendiendo podemos percibir las nuevas oportunidades, los nuevos caminos, inicios, retos y experiencias que pueden llegar a nuestra vida, si no somos capaces de renovar la mente, estaremos desperdiciando la oportunidad de encontrar diferentes maneras de caminar en esta tierra y de disfrutar de la leche y la miel aun en medio de los desiertos y las crisis.


Este consejo, también nos lleva a quitar palabras hirientes, trágicas y negativas de nuestra vida, a cambiar las experiencias emocionales de dolor por un aprendizaje de valor, a desaprender de aquellos modelos y patrones emocionales impuestos y a abrazar las emociones como un regalo del alma para nuestras vidas, sabiendo que estas nos hacen mas humanos y se pueden llegar a convertir en el camino para descubrir otras habilidades.


Desde que estamos en el vientre de nuestra madre aprendemos, es una de las actividades que nunca dejaremos de realizar y a la que nos hemos acostumbrado, pero el mundo se detuvo para enseñarnos algo nuevo: DESAPRENDER.


En estos 12 meses desaprendí a …


- No estar en guerra con mis procesos. Ellos no son los que hacen mejor o peor mis días, soy yo la que decido cómo afrontarlos.

- Dejar de satanizar mis emociones y mas bien, conocerlas, sentirlas, modificarlas y saber reaccionar a ellas.

- No culpar al “encierro” (en días de confinamiento) de mi poco amor propio, me di cuenta de que no es lo externo lo que motiva a que este florezca y se alborote en mí, sino un verdadero encuentro con mi identidad.

- Esperar que los milagros ocurran de la forma como mi mente lo imagina o como me lo han pintado siempre y entender que muchas veces ya han ocurrido y vienen en empaques diferentes.

- No siempre en el “hacer” se encuentran las respuestas, en ocasiones en la quietud es cuando llegan las mejores.

¿Me permites dos minutos más de tu tiempo?


Desde el lenguaje de mis manos no quiero despedir este 2020 sin bendecirte, por esto quiero que leas esto y lo guardes en tu corazón para este maravilloso 2021 que ya está tocando a la puerta.


Hoy mis manos te bendicen, hoy deseo que todo lo que has desaprendido este año te abra portones de oportunidades, nuevas perspectivas y frescas formas de vivir la vida. Benditos sean los días difíciles, raros, duros y complicados de este 2020 que permitieron que te formaras como un diamante inquebrantable.

Bendito el desierto incierto, la tormenta fortuita, la cueva fría y el camino de espinas que protagonizaron tus días, porque crecerá en ti una fe inconmovible.

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